top of page
Buscar
  • Foto del escritorLeopoldo Silberman

Santo, el Enmascarado de Plata

Hemos sido atacados, hemos sido invadidos.

Hemos sufrido agresiones de maléficos villanos, de monstruos, de vampiros.

Pero siempre hemos tenido la certeza de que Santo está ahí para defendernos.

¿Es un héroe? ¿Es un hombre? ¿Un luchador?

Santo es eso y es más: colabora con la justicia internacional guardando el orden, evitando que malévolos científicos intenten destruir nuestro planeta.

Apoya a la policía citadina cuando algo amenaza nuestra seguridad, no importándole si es un asesino de otro mundo, una bruja o un cazador de cabezas.

Santo combate a la Llorona y a figuras de cera que cobran vida cada noche.

Santo se enfrenta a profanadores de tumbas, a la muerte, a zombies y a mujeres vampiro seductoras.

Santo no teme a nada…

Y además se sube a un ring y vence a sus contrincantes a dos de tres caídas sin límite de tiempo.

Siempre admiré de Santo la tranquilidad con la cual abordaba el auto y manejaba por una avenida desierta de mi ciudad, en medio de la noche, sabiendo que esa noche dormiría tranquilo de haber solucionado un crimen más, de haber terminado con un enemigo mortal o, simple y llanamente, de haber acabado la lucha conservando la máscara. 

Y me moría de ganas de ser como él, de pelear por el bien, de vencer a los malos, de ser un “técnico” dentro y fuera del ring.

Todavía hoy, cuando camino sobre el Paseo de la Reforma o Avenida Juárez y ya cayó la noche y estoy solo y observo a lo lejos dos faros de automóvil que me alumbran, me detengo un momento a ver si es Santo, en su estupendo convertible, que regresa al hogar donde Maruca y sus hijos esperan con ansias a Rodolfo, el cariñoso padre, el amoroso esposo.

Gracias por llenar mi infancia de emociones, Santo, Enmascarado de Plata.



Publicado originalmente en Área de No Leer, revista digital, septiembre 22 de 2016.

40 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
Publicar: Blog2_Post
bottom of page