Microdramas, 3
- Leopoldo Silberman
- 19 jun 2019
- 1 Min. de lectura
-¿A qué hora empieza? -En quince. -Me chocan los cortos. -A mí no. -¿Quieres palomitas? -No. Bueno, sí. -¿Este es mi…? -No. Es éste. Ten. -Gracias. -De nada. -¿Me quieres? -Obvio… -Ah bueno. -¿Tú a mí? -¿Quieres tus chocolates? -No me contestaste.
-Es que es obvio. -¿Qué? -Que te quiero. -Tal vez. Pero me gusta oírlo. -No me obligues a decir cosas en un momento en que no quiero decirlas. -¡Tú preguntaste! -¡¿Yo?! No haría eso. Mira, ésa se ve padre. -No me cambies el tema. -No lo hago. Pero pensé que querrías ver los cortos. -Me valen madre los cortos. Responde. -¿Qué quieres que responda? -¿Tú me quieres? -¿Ya vas a empezar? -Yo no empecé. Tú empezaste. -Mira, si no quieres ver la película mejor dime. -¡Claro que quiero verla! Tú que te pones de intensa… -¿Yo? Tú empezaste. Siempre haces panchos en el cine. -¡¿Yo?! Yo no… Uórale, ¿viste? -Sí, se ve poca madre. -¿Cuándo sale? -En junio. -Chingón. -Sí… -¿Más palomitas? -Bueno. -Te amo, ¿sabes? -Yo a ti más. Eres mi vida entera. -Shh… ya empieza. -¿Me das tu mano? -Claro.
OSCURIDAD.

Artículo publicado originalmente en Payaso Procaz. Cultura sin pudor, Abril 30, 2012
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