Microdramas, 1

-Oiga, ¿está usted loco? -¿Yo? No. Para nada. ¿Y usted? -Es que no es posible que esté haciendo eso… -¿Por qué lo dice? Es natural… -Natural sí es pero… no está bien. -Pues si es natural, es sano. Y si es sano, está bien. Y punto. -Es que además es un delito… -¿Según quién o qué? -Está prohibido que… -¡Nada! ¡Cállese! ¡No seguiré escuchándolo!

-¡Pero es que…! -¡Ya! ¡Chitón! -Óigame, no se pase… Tampoco es para que usted me trate así. -Ya cá-lle-se… Además, me quita la inspiración. -¿Le quito la…? -Sí. Para hacer esto necesito estar inspirado. -Pero si es simplemente un… -…Ya lo sé. Y no me importa. Lo importante es que está aquí. -¿Quién? -Usted. -¿Yo? ¿Y yo por qué? -Nomás. ¿Por qué está usted aquí? Dígame. Lo escucho. -Pues porque… -¿Ya ve? Ni siquiera usted sabe. Pero yo sí. -¿Ah, si? -Sí. -¿Y por qué estoy aquí? -Por la luz. -¿Cuál luz? -¿Ya no se acuerda? -No. ¿De qué debería acordarme? -¿De verdad no se acuerda? -No. -Pues qué mal… -Oiga, no me deje con la duda… -No, no lo dejaré. -¿Me dirá? -No. -¿Entonces? -Simplemente no lo dejaré. -¿Cómo? ¿Se quedará? -Siempre. -¿Siempre? -Sí. Cierre la puerta. -Está cerrada. -No. Esa no. La otra. Ésa. -Ahí no hay ninguna puerta. -Claro que sí. Ahí está. -No. No es una puerta. -Entonces, ¿qué es? -Es la pared. -Párese ahí. -¿En la puerta? -O en la pared. Me da igual. -¿Para qué quiere que me pare aquí? -Espere: ahora verá. -¿Qué veré? -Ya verá. -De verdad no lo entiendo. -Lo sé. Preparen. -¿Qué? -Apunten… -Oiga, esto ya no me está gus… -FUEGO.

Oscuridad.

Artículo publicado originalmente en Payaso Procaz. Cultura sin pudor, Abril 2, 2012