Gedovius
- Leopoldo Silberman
- 28 jun 2020
- 2 Min. de lectura
Nos dijeron que lo habían rescatado: un infeliz metió cinco gatitos recién nacidos en una bolsa de plástico y la echó en la basura. Sobrevivieron cuatro. Ellos habían buscado una gata nodriza que les diera la leche materna que necesitaban. Y se salvaron, finalmente, tres. Cuando contacté a George y le dije que quería adoptar un gato, me dijo que tenía aquel que me iba a hacer feliz. Cuando me mandó la foto supe que, efectivamente, se llamaría Gedovius.
Es una experiencia sui generis tener un gato cuando uno está acostumbrado al carácter del perro. No hay brincos, coletazos y besuqueos, no hay ladridos de emoción ni expresiones de cariño excesivo: al gato le vales madres. Al gato le caes bien, te lo demuestra, pero no puedes esperar que sea tan efusivo, obediente o fiel como el mejor amigo del hombre. Y con Gedovius estoy experimentando lo que significa la palabra paciencia. Paciencia porque el gato no entiende la palabra NO. Paciencia porque sus garras suelen dejar mi ropa con agujeros y mis piernas llenas de rasguños. Paciencia porque la arena en la que hace sus necesidades se cuela entre los dedos de los pies luego de que el minino la deja regada por todas partes. Y mi madre no está muy contenta con eso de que tenga un gato, porque cree que son animales del demonio. Y mi hermana le tiene miedo, aunque le da ternura. Y a mi tía le encanta la idea porque tuvo muchos gatos (todos ellos llamados Monín).
Y Gedovius, con sus ojos azules y su pelaje gris, me observa atento mientras lo tomo en vilo y le hablo, tratando de adivinar sus pensamientos. Le recrimino no dejarme dormir, morderme las orejas y la barba cuando estoy en lo más profundo del sueño. Le reclamo los arañazos en la espalda y el mordisqueo a los cables del teléfono celular. Y Gedovius me mira directamente a los ojos, a sabiendas de que no importa lo que diga, no importa lo que haga ni todo lo que le eche en cara: él siempre hará su santa voluntad.

Publicado originalmente en LetrasExplícitas.mx, Julio 8 de 2013.
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