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El primer actor mexicano

  • Foto del escritor: Leopoldo Silberman
    Leopoldo Silberman
  • 5 jul 2020
  • 2 Min. de lectura

Fue la noche del 6 de agosto de 1896 cuando un grupo de mexicanos conoció, por vez primera, las imágenes en movimiento. La cita fue en uno de los salones del Castillo de Chapultepec: los enviados de Auguste y Louis Lumière, Gabriel Veyre y Claude Von Bernard se presentaron ante el presidente de México, Porfirio Díaz y le mostraron la nueva maravilla del mundo, el cinematógrafo.

Y vaya que tenían razón.

Don Porfirio, su familia y su gabinete se encontraban ya reunidos cuando comenzó la proyección de las “vistas” filmadas en Francia por los Lumière: la salida de los obreros de su propia fábrica, en Lyon, la llegada de un tren, un jardinero, la demolición de un muro, el mar… Un dato curioso es que los inventores del cinematógrafo no le veían futuro al mismo, razón por la cual lo llevaron a todas partes para aprovechar el revuelo que estaba causando. El primer lugar del continente americano fue México, pues en Estados Unidos nuestro queridísimo Thomas Alva Edison acaparaba el mercado con su kinetoscopio (que dicho sea de paso era parecido, pero menos funcional pues las imágenes no se proyectaban).

Porfirio Díaz, hombre nacido en 1830, se emocionó sin duda con el nuevo invento; pensemos sólo por un momento que siendo joven le tocó vivir la invención del daguerrotipo y la fotografía y que antes de cumplir 66 estaba por convertirse en el primero de toda la nación que presenciaría algo de tal magnitud.

Pero la cosa no paró ahí: resulta que los representantes de los Lumière trajeron consigo rollos para filmar en México y fue, precisamente Díaz, el primer mexicano en aparecer en una película. “El presidente de la República paseando a caballo en el Bosque de Chapultepec” es considerada la primera película mexicana y, por ende, Díaz, el hoy tan vapuleado Díaz, el primer actor.

Veyre y Von Bernard permanecieron un tiempo en la capital donde filmaron otras 35 vistas y obtuvieron lo que venían buscando: el permiso del presidente para presentar a la sociedad mexicana su invento para, posteriormente, comercializarlo. Fue la noche del 14 de agosto, en el sótano de la Droguería Plateros, donde debutó el cinematógrafo, con un lleno total. Y mucha gente pudo conocer, más allá de las fotos, al señor Presidente, a quien sin este invento jamás hubieran conocido.

Publicado originalmente en Excélsior (digital), Junio 28 de 2017.



 
 
 

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