top of page

CIUDAD VACÍA

  • Foto del escritor: Leopoldo Silberman
    Leopoldo Silberman
  • 28 jun 2020
  • 2 Min. de lectura

Un peculiar olor anuncia la llegada inminente de la lluvia. Miro el cielo y apresuro mis pasos. De súbito recuerdo la sensación sobre mi piel del agua escurriendo. Río. Retomo el ritmo sin preocuparme por el diluvio que está por caer sobre mi. Retumba el cielo como tambores antes de la batalla y todos huyen despavoridos, tratando de cubrirse, de esconderse, de escapar del ataque.

Pienso en mis zapatos e intuyo que quizás no servirán después de esta tarde. No importa. Realmente no importa. Es la lluvia. Es la ciudad. El binomio perfecto. El tráfico se desquicia una hora más tarde. Deberían caminar, pienso mientras atravieso empapado entre los autos que, varados, parecen trajineras. Libro fácilmente el conflicto y camino hasta la calle vacía. El sonido de mis pasos se desvanece, haciéndose uno con la lluvia. Una pareja se besa en una esquina, bajo un paraguas desvencijado. Un camión de basura los empapa. No se inmutan. Pienso en lo cursis que son. Te pienso. Los envidio en secreto y sigo caminando.

Llego al café. Todos me miran juzgando el escurrir de mis ropas. No has llegado. Pido un café y trato de secar mi frente, mi rostro, con una servilleta. La mesera me lleva más. Escucho esa vieja canción italiana que tanto te gusta. El momento es perfecto. Miro hacia la puerta imaginando que llegarás, recreando esa imagen que desde hacía unas horas llevaba en mi mente. Entran dos señores, una anciana, un vendedor de peines de madera. No tú. Tú no llegas. Paso una hora garrapateando la libreta humedecida. Reviso el celular. Hay un mensaje. Lo mandaste unos segundos antes. No llegarás. No llegarás nunca. Pido un segundo café. El diluvio apenas ha comenzado…



Publicado originalmente en LetrasExplícitas.mx, Junio 23 de 2014.



 
 
 

Comments


Publicar: Blog2_Post

©2019 by leopoldosilberman. Proudly created with Wix.com

bottom of page