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1864, Pato Ganso Perico Perro, escena 2

  • Foto del escritor: Leopoldo Silberman
    Leopoldo Silberman
  • 27 jun 2019
  • 4 Min. de lectura

Escena 2.

FAUSTINA: (entrando) ¿Qué les servirá?


Godínez esconde el libro detrás suyo.


JUAN: El libro...


GODÍNEZ: (interrumpiendo) ...el libro de.... (buscando las palabras) ¡”El monje que vendió su Ferrari”! ¡Está buenísimo! Vaya... hasta Peña Nieto lo leyó...


JUAN: (incrédulo) ¿Te cae?


GODÍNEZ: (dándole un codazo y mirándolo con sorna, entre dientes) Sí, recuerda que te platiqué...


JUAN: ¿A mí? (dándose cuenta) ¡Ah sí! Ése del monje... Sí, sí...

Faustina los mira negando con la cabeza. Evidentemente, no se la creyó.


FAUSTINA: (suspirando) Godínez, necesito que me prestes a Juan. Tiene varias tareas por hacer...


GODÍNEZ: Por mí, te lo regalo. Llévatelo...


JUAN: ¿Pero que no tenía que ayudarte con... (con la vista busca el libro) con... los escritos esos que me dijiste...?


GODÍNEZ: No. De hecho no. Además no sabes leer...

Juan quiere replicar pero se da cuenta que es inútil. Baja la mirada y se pone a disposición de Faustina.


JUAN: ¿Pa’ qué soy bueno seño Faustina?


FAUSTINA: En las habitaciones imperiales hay una plaga de chinches. Vete al mercado y compra dos onzas de cal y algo de incienso...


JUAN: ¿Y con eso se mueren?


FAUSTINA: Pues si no se mueren, se apendejan. Tú ve y no te tardes.


Juan asiente y se encamina a la puerta. Antes de salir observa amenazantemente a Godínez y con el índice le hace ver que lo está vigilando. Godínez le guiña el ojo casi diciéndole: “te espero”.


FAUSTINA: (seria, acercándose a Godínez) ¿Y tú Toribio? ¿Por qué tanto secreto?


GODÍNEZ: ¿Yo? ¿Secretos? ¡Para nada! Soy el hombre más transparente del mundo.


FAUSTINA: Y... (señalando el libro) ¿Qué es eso que traes ahí?


GODÍNEZ: Ya te dije. Un libro. De Osho...


FAUSTINA: ¿No era de un monje que...?


GODÍNEZ: (interrumpiéndola) Ése era otro... más ligerito... (trata sin éxito de dejar el libro en algún sitio adonde ella no lo vea). Éste está también muy interesante.


FAUSTINA: ¿Y de qué trata?


GODÍNEZ: Pues de... (buscando las palabras) De... de... (serio) ¿Y a todo esto porqué tanta pregunta, eh? ¿Qué no deberías andarle tendiendo la cama a la primera dama?


FAUSTINA: (corrigiendo) ¡A la Dama Mayor!


GODÍNEZ: Es lo mismo...


FAUSTINA: No, no es lo mismo. Además no le tiendo la cama porque ella no duerme aquí... Y porque no son mis funciones. Yo soy su asistente personal...


MICAELA: (entra a recoger un trapo tirado en el piso, para sí) Su criada...


FAUSTINA: (corrigiendo) Su a-sis-ten-te. Yo me encargo de pasarle la lista de las señoras que desean ver a su Majestad la Emperatriz.


GODÍNEZ: La verdad, acá entre nos, me parece demasiada fantochería eso de anunciarse una y otra vez con distintas personas... (imitando burlonamente) “El Excelentísimo Señor Conde del Valle de Orizaba”... “Su Ilustrísima Eminencia el arzobispo Labastida y Dávalos“, “El insigne general de división don Leonardo Márquez”...


FAUSTINA: Ni critiques que bien que te gusta...


GODÍNEZ: Nunca que dije que no. Sólo que me parece excesivo eso de anunciarse con bombo y platillo...


FAUSTINA: Es parte del protocolo... Además, ahora al menos somos un imperio reconocido a nivel mundial. Nuestro emperador está emparentado con todas las casas reinantes europeas...


GODÍNEZ: (para sí, bajo) No, pues ya somos Primer Mundo...


FAUSTINA: (molesta) Y a todo esto, ¿tú de qué te quejas, eh? ¿No acaso aceptaste el cargo de “secretario de asuntos menores” del general Almonte?


GODÍNEZ: (justificándose) Eso es distinto... Es mi obligación como patriota.


FAUSTINA: (seria, negando con la cabeza) Patriota... ¡patriotas mis enaguas! ¡Lo haces porque eres un santannista, trepador, arribista y desfachatado que es capaz de aceptar trabajo hasta del mismísimo Juárez con tal de conseguir lo que quiere!


GODÍNEZ: ¡Oye, no me ofendas! Juarista, te lo paso... ¡¡¿pero santannista?!!


FAUSTINA: ¡¿Ah, no?! ¿No eres acaso amigo “íntimo” de Manuel María Giménez, el secretario de Santa Anna?


GODÍNEZ: Bueno, pero eso es... (rascándose la cabeza) ¡Nos conocimos en los gallos!


FAUSTINA: (continúa) ...Y ¿no acaso fuiste uno de los enviados mexicanos que fueron a Colombia a proponerle, qué digo proponerle, “a rogarle” que regresara a México en 1852?


GODÍNEZ: ¡Yo iba de turista! ¡Además las colombianas están...! (cierra los ojos imaginando el cuerpo de una colombiana)


FAUSTINA: ¿Y no eras tú acaso el “ujier de cámara” de (burlona) Su Alteza Serenísima?


GODÍNEZ: ¡¡¿Yo?!!


FAUSTINA: Aún te recuerdo –aunque yo era muy jovencita, aclaro- cuando después de tres sonoros golpes anunciabas al “excelentísimo señor general de división y no sé cuantas cosas más”... ¡Te veías orgulloso y orondo como gallo en corral!


GODÍNEZ: (acorralado) Pues no... no era así. Se decía: (inhala dramáticamente) “El Excelentísimo Señor General de División, Héroe de Tampico, Benemérito de la Patria, Gran Maestre de la Orden de Guadalupe, Caballero de la Orden de Santiago, Su Alteza Serenísima Don Antonio López de Santa Anna”... (exhala extenuado) Bien, lo acepto. Sí, fui el ujier de Don Antonio pero... aún así, no se hacían tantas fanfarronadas como ahora...


FAUSTINA: ¡¿No?! ¿Y la Guardia Suiza?


GODÍNEZ: ¡Bah, detallitos excéntricos...!


FAUSTINA: ¡¿Y la capa, el trono y el cetro?!


GODÍNEZ: ¡Era para darle formalidad al gobierno!


FAUSTINA: (harta) ¿Sabes qué Toribio? ¡Es inútil discutir contigo! ¡Me voy porque tengo demasiadas cosas que hacer cómo para seguir perdiendo mi tiempo! Por cierto, el gran mariscal anda preguntando por su “secretario de asuntos menores”... Parece que esta mañana no le dio grasa a sus zapatos... (sale soltando una carcajada)


Godínez se queda observando a Faustina y una vez que éste se pierde de vista él hace un mohín de enojo e imita sus ademanes burlonamente en silencio. Acto seguido sale por el lado contrario asegurándose de llevar consigo el libro.


(1864, Pato Ganso Perico Perro se estrenó en abril de 2013 en el Teatro Hipódromo Condesa. La segunda temporada, de agosto a septiembre de 2014 se presentó en el Foro Lenin, además de dos funciones especiales: una en Palacio Nacional y otra en el Museo Panteón de San Fernando)





 
 
 

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